Desde pequeños nos han dicho una historia del hada de
los dientes muy bonita, donde colocábamos los dientes debajo de la almohada y
al día siguiente aparecían unas monedas, pero en mi vida esa historia no fue la
que me contó mi abuelo cuando yo era pequeño. Un día fuimos a visitar a mi
abuelo y el decidió contarme una historia que me marcaría mi infancia, me llevo
al patio donde me contó que cuando yo era muy niño sucedieron cosas muy
extrañas en el poblado, una de ellas era que cuando un niño perdía sus dientes
si los padres no tenían cuidado, el niño desaparecía al día siguiente sin dejar
rastro alguno, otro de los acontecimientos ocurridos y muy espeluznante tanto
que hasta la fecha de hoy no he podido superar.
En el poblado donde vivo se mudo una señora llamada
Tatiana una vendedora de dulces de todo tipo desde caramelos hasta diversas chucherías,
pero lo curioso era que nadie sabía de dónde venía la señora, su rostro era un
misterio que nadie podía ver ya que usaba un sombrero largo de color blanco con
negro ocultando su cara. En el pueblo todos los niños al salir del colegio hacían
colas para comprar las golosinas que ella vendía, incluso una vez compre
algunos por ir acompañar a mi hermana.
Según los niños de la escuela decían que la señora
no hablaba, se comunicaba con letreros para decir el precio de cada golosina y usaba una rara capa con una mascara muy aterradora,
al pasar el tiempo los niños comenzaron a enfermar con verrugas en todo el
cuerpo, fiebres de altas temperaturas, vómitos y lo más aterrador es que los
dientes comenzaban a caerse uno a uno. Aunque suene loco pero en las bocas de
los niños salían gusanos de colocares verdes muy semejantes a las golosinas que
vendía aquella señora y estos gusanos eran los que causaban que los dientes se
cayeran debido a que se comían las encías.
Mi abuelo me contó incluso que una noche en la casa
mi hermana grito muy aterrada llamando a mis padres, mi hermana toda gritando y
llorando cargaba su almohada llena de sangre y estaba sin sus dientes, además de
eso temblaba diciendo que había una señora en su cuarto. Todos mis familiares
corrieron al cuarto de mi hermana para ver si seguía esa mujer y lo que vieron
fue aterrador, estaba la mujer en mi cuarto con una lengua larga y verde, ojos
como de serpiente y según mis abuelos yo estaba dormido ya que era un niño de
tan solo 6 años, esa mujer estaba en mi cuarto succionando la sangre a través de
mis encías.
Hoy puedo contar esta historia gracias a que esta
mujer me dejo libre gracias a que mis padres y abuelos la atacaron tirándole sal,
lo triste es que a pesar que me dejo libre muchos niños no pudieron contar con
la misma suerte ya que esa mujer se llevo a los demás niños.
A los días mi abuelo falleció pero antes de eso me
dejo una carta donde me decía que tenía que contar esta historia y desde ese día
comprendí porque desde muy pequeño usaba prótesis dental. Hoy soy adulto y
tengo dos hijos que pronto mudaran sus dientes y me aterra que venga esa mujer
de nuevo.
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