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martes, 27 de diciembre de 2016

LA ATERRADORA LEYENDA DE LA INEXPRESIVA



Narra la leyenda que en el año 1972, una mujer apareció apareció llena de sangre con un vestido.  Esto no debería debería ser tan espeluznante, ya que es usual los accidentes cercanos a la localidad. Sin embargo, este caso fue la excepción, fue mas estragos y escapar del terror.


Había dos cosas que realmente perturbaban al personal del hospital. El primero es que dicha mujer parecía un maniquí, pero tenía la cualidad y fluidez de un ser humano normal. Su cara era sin expresión, pálida y sin cejas ni maquillaje. La segunda razón es que ella tenia un gato apretado entre sus mandíbulas tan fuerte que ninguno de sus dientes podía ser visto, la sangre salía a chorros y es por eso que el vestido estaba de esa finalidad de color. Ella lo escupió, y se desmayó.



Ella fue internada en el hospital y limpiará antes de ser preparada para la anestesia. Se mostraba tranquila, segura y totalmente inexpresiva. Lo doctores la mantuvieron retenida mientras la policía llegaba para interrogarla ya que no daba respuesta alguna antes las preguntas del personal médico. Ellos estaban aterrados con la mirada inexpresiva de esa mujer.  



Fue cuando intentaban colocarle el calmante que ella se defendió con al fuerza extrema. Dos enfermeros que la sostenían fueron lanzados por encima de la cama, su fuerza era tanta que todos quedaban aterrados y mas aun por su mirada sin sentimientos y totalmente vacía. Ella giro sus ojos impasibles hacia el médico. Ella se río,  eso fue lo peor...Una de las enfermeras quedó en shock al ver que en la boca de la mujer no había dientes sino unos colmillos de metal agudos.  





Era mucho el tiempo que está mujer tenía los dientes así que el colocarlos en sus encías, no sentía nada de dolor. Tan asombrados estaban los médicos que el doctor con voz asustada, le dice: "¿Que mierda eres?" Ella se libro de los doctores y sonriendo hubo una pausa muy larga, la seguridad ya había sido alarmada y venían en camino para ayudar a sostenerla. Como ella los oyó, se lanzo hacia el doctor e incrusto sus dientes en el cuello del doctor, haciéndolo morir en el acto.



Ella se levantó,  su mirada peligrosa los veía a todos. Ella se acercó mas y mas y susurro al oído del doctor ya desangrado: "Yo soy... Dios". Los otros médicos aterrados quedaban atónitos. Ella muy calmada alejándose para saludar a los agentes de la seguridad. Cada vez que alguien mira sus dientes, se convierte en su bocadillo.



La enfermera que sobrevivió el incidente la llamó "El Inexpresivo" y nunca más se supo de ella.


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