Eran las 3:32 de la madrugada y de inmediato desperté fuertemente gritando. Era una pesadilla.
En esa pesadilla, vi a todos mis seres queridos y amigos mas cercanos siendo devorados y asesinados por una bestia o demonio del mas allá. Su altura era muy baja aunque era de contextura gruesa, sus extremidades muy delgadas que terminaban en unas interminables y afiladas pezuñas similares a navajas. Sus espantosos ojos eran unos horribles y penetrantes agujeros que consumían mi alma. Exhibía una malévola y bizarra sonrisa con colmillo asemejados a los de un tiburón. Eran infinidades de esos…
Me veía y se burlaba de mi miedo hacia el. Me tenía dominado con solo respirar mi propio aire. No me podía mover. Un escalofrió atosigante atravesaba mi piel e incluso ahogaba mis gritos como si viviera algo espantoso dentro de mi.
Se reía de mí antes de asesinar a mis más querido allegados y mas soltaba sus satánicas carcajadas al afilar sus interminables garras.
¿Cómo nos había ubicado? Me engaño para que lo dejara ingresar a mi cuarto, imitando a la perfección la voz de mi padre. No podía ingresar a mi habitación sin que le concediera mi autorización, susurro cuando arranco el corazón de mi mama. La pesadilla parecía interminable, pero finalizo cuando la criatura produjo una risa burlesca y moviéndose hacia a mi, rasgando el suelo con sus pezuñas afiladas. Grite con tana fuerza, que desperté en mi habitación, a salvo una vez mas.
3:32am, escuche que tocaban mi puerta. Al instante, me bloquee.
Darío, acabo de escuchar unos gritos, ¿esta todo en orden?, era mi mama. Que bien, mi mama ya estaba en casa.
No, no nada madre, solo tuve una pesadilla – respondí con voz temblorosa.
Ok hijo mío, aquí te traje un vaso de agua. ¿Puedo pasar?
Sí, entra.
Cuando dije eso, recordé que era septiembre, y que me había mudado a las residencias de la universidad hace 1 semana.
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